Cuando ya todos los miembros del Consorcio yacíamos en la Administración, tirados, llorando abrazados a diversos baldes, diversos trapos, algunos telones, algo nos vino a buscar.
Era el automóvil que nos llevaría a la materia que nos contiene y nos abraza: al teatro.
Nos fuimos a ver La Maciel y la pasamos bomba.
Asique amigo seguidor, amigo amiguelli. Suelte ese balde, séquese las lágrimas, el sudor y la sangre, todos con el mismo trapo de piso y vaya a verla usted tambien.
Sábados 23.30 hs.
Cámara de Teatro - Aráoz 1025
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